En plena era de coronavirus y tiempos de cuarentena, la música se ha convertido en un vector, no solo de alegrías y sentimientos, como tradicionalmente ha sido, si no de pasados, presentes y futuros que se visten de aires de incertidumbre y que nos acompañan, más que nunca, en tiempos de afinidades y soledades, casas recolocadas, vidas reinventadas y un mañana por dibujar. 

Sin reuniones, sin aspavientos, sin encuentros masivos ni conciertos al aire libre, el 30 de abril volveremos a celebrar el Día Internacional del Jazz, reconocido por la UNESCO en 2011 por “romper barreras, reducir tensiones, promover la improvisación, estimular el diálogo” y muchas virtudes más.

¿Cuáles son los sellos de esta música-estilo-movimiento-formadevida que rompe estructuras y nos acerca a unos y otros? ¿Cuál es el estandarte del Jazz, la música de la espontaneidad y del canto a la vida? Más oportuno que nunca en estos tiempos de incertidumbre, este genio de la improvisación aflora y tenemos la oportunidad de celebrarlo de una forma diferente el próximo día 30 de abril.

1.- Naciones Unidas a ritmo de jazz

En 2011 la agencia de Naciones Unidas para la cultura, UNESCO, proclamó este Día Internacional para “sensibilizar al público sobre las virtudes de la música Jazz como herramienta educativa y como motor para la paz”. La organización quería “difundir la idea de que no es sólo un estilo de música, sino que también contribuye a la construcción de sociedades más inclusivas”. Y dieron en el clavo, el Jazz, como muestra su recorrido, es más un factor de unión y crecimiento que un estilo musical aislado que pasa por la historia de la humanidad sin más.

Desde entonces el Día Internacional se celebra cada año en diversas partes del mundo partiendo de un concierto masivo en una ciudad, que se extiende a través de una agenda de actividades que, como el propio Jazz, da la vuelta a todo el planeta. El año pasado fue Sídney, en Australia, en 2018 fue en San Petersburgo, y anteriormente las elegidas fueron La Habana, Washington, París, Osaka y Estambul. 

Este año estaba previsto que la fiesta comenzara en Cape Town, en Sudáfrica, pero el plan fue suspendido por la crisis del COVID-19. No obstante, habrá celebraciones on line ¿Os animáis a participar? La UNESCO ha invitado a aficionados de todo el mundo a subir sus videos y grabaciones a una enorme plataforma virtual. Este es el link:

https://www.dropbox.com/request/KVOSKmU6cVJuPTl1FvjZ

2.- Un motor para la paz

No hay muchos estilos musicales de alcance global que hayan permanecido en el tiempo y en el espacio desde sus orígenes y que encima sigan evolucionando y contengan ese componente de creatividad, vitalidad y comunidad que el Jazz alberga.

Hay varias teorías sobre el verdadero origen exacto de este “motor para la paz”, pero en lo que prácticamente todas están de acuerdo es en que nace a finales del siglo XIX en el sur de Estados Unidos, sobre todo en Nueva Orleans, en el seno de la comunidad afroamericana. 

Parece que los esclavos negros en Estados Unidos, arrancados de su África natal, empezaron a cantar mientras trabajaban acompañados de sus útiles de trabajo y algunos años más tarde, durante la Guerra de Secesión (1861-1865), encontraron en el campo de batalla instrumentos que empezaron a tocar creando un estilo nuevo.

En este contexto nació el ragtime y de ahi, trabajando con instrumentos de viento y percusión que combinaron con pianos, baterías y contrabajos, surgió un primer estilo de Jazz de Nueva Orleans (negro) y el llamado Dixieland (blanco), donde la trompeta desempeñó un rol primordial. 

Cuando, en la primera guerra mundial, las fuerzas armadas cerraron la ciudad, muchos de estos músicos, blancos y negros, emigraron a ciudades como Chicago, Nueva York o Kansas City y expandieron el nuevo estilo por el territorio nacional.

Eran los años 20, los tiempos de Louis Armstrong con los Hot Five y de Jelly Roll Morton y sus Red Hot Peppers, una década llena de extravagancias, contorneos a la ley seca, mafia y proliferación de conciertos, y donde abundaban los bares clandestinos que, bajo la apariencia de un restaurante o un club, servían alcohol y burlaban la ley. 

Esos locales pasaron a ser un hervidero de improvisaciones de Jazz, veladas intensas de baile y estruendo de big bands, y el estilo quedó vinculado a una cierta prohibición, que le empapeló de unos aires de clandestinidad que contribuyó en parte a que en los años siguientes se consolidara como el estilo del momento.

3.- Evolución, transformación y adaptación a los tiempos 

Desde entonces no hay dejado de evolucionar, de crecer y de declinarse. Tras la segunda guerra mundial derivó en un estilo donde había espacio para la experimentación, el baile, - es el momentazo del Lindy Hop -, y en el que los músicos daban rienda suelta a su creatividad, imaginación, y a la improvisación. Nacía el bebop. 

A finales de los 40 en NY brotó el Cool Jazz, cuyo punto de partida fue el álbum de Miles Davis, “Birth of the Cool”, grabado en 1949 y desde nunca ha dejado de evolucionar y transformarse. Años más tarde el hard pop y el free Jazz hicieron explotar por los aires las reglas establecidas, y aun les siguieron por todo el siglo XX el Latin Jazz, el Soul jazz, el Funk, y el Jazz Rock, que combinaba la magia de la improvisación con los ritmos binarios y enérgicos del Rock y del Pop. 

No hace tantos años que entraron en la ecuación los instrumentos electrónicos, se fusionó con flamenco, con rap…. parece que su capacidad de adaptación es infinita y cada vez más rica. Ahora, en plena pandemia mundial en un planeta confinado, ya nos estamos preguntando por el próximo giro que dará.

Quizás el nuevo mundo que podría abrirse después del COVID-19 marque una nueva revolución. Por ahora nos queda esperar al 30 de abril para homenajear el Día Internacional y empezar ya a escuchar jazz para celebrarlo ¿Conoces alguna playlist de jazz para bailar? ¿Te atreves a pronosticar como evolucionará el Jazz?

4.- Nuestra playlist para escuchar en cuarentena

Madame Dynamite ha seleccionado para ti algunos albums de jazz que consideramos imprescindibles. No ha sido nada fácil, faltan personajes, algunas eras no están representadas… pero son discos que nos gustan, que creemos que son capitales y que nos invitan a vivir, a bailar y a afrontar estos tiempos de incertidumbre. Los hemos organizado por instrumentos y estilos y, si el confinamiento continúa y para que la cuarentena resulte más llevadera, os pasaremos una lista más completa para que podáis teñir estos días de compañía musical:

1.- Big bands: “Duke Ellington: Ellington At Newport (Columbia)”, y “Count Basie: The Complete Atomic Basie (Roulette)”

2.- Trompeta: “Miles Davis: Birth Of The Cool (Capitol)”, y “Louis Armstrong: Best Of The Hot 5s And 7s (Columbia)”.

3.- Guitarra: “Wes Montgomery: The Incredible Jazz Guitar Of Wes Montgomery (Riverside)”, y “Charlie Christian: The Genius Of The Electric Guitar (Columbia)”

4.- Piano: “Herbie Hancock: Head Hunters (Columbia)”, y “Erroll Garner: Concert By The Sea (Columbia)”

5.- Saxo: “Charlie Parker: Complete Savoy And Dial Studio Recordings (Concord)”, “John Coltrane: A Love Supreme (Impulse!)”

6.- Vocalistas: “Ella Fitzgerald and Louis Armstrong: Ella and Louis (Verve)”, y “Billie Holiday: Lady in Satin (Columbia)”